viernes, 8 de junio de 2012

PERDONAME


Silencio todos, no quiero que me digan que la luna fue diferente a la de mis sueños

Perdóname,
Por vivir danzando con mis recuerdos una y otra vez,
Como una aguja que cae al vacío
Sobre una sabana gastada,
Adornada por este cuerpo
Que no es más que una roca
El estruendoso vivir de la materia,
La voz que se estrella en todas las playas
Esperando que la olas lleguen acariciándole los pies
Golpeándonos con todo lo que no se nos debe,
Con cariño,
Y con una espumosa esperanza.

Perdóname,
Por a veces tapiar los oídos
Arañarme los labios,
Por no querer escuchar
Más que el alfabeto del silencio,
Por vivir anti horariamente,
Por querer jugar con todos los fantasmas,
Esos que todavía insaciablemente
Se encuentran debajo de mi cama,
Por Tocar las puertas
Para ver si en alguna de ellas verdaderamente me encuentro,
Perdóname, por no saber cuando decir adiós
Decirle adiós al columpio de los:” ya no te quiero”
Y por no querer verme bien desnudo en todos los espejos.

Perdóname,
Perdóname bien,
Porque aun sigo esperando que todas las tardes se lleven algo mio
O me devuelven ese pedacito hermoso de mundo,
Que alguien me robo cuando aún podia hacer collares con las estrellas
Y las nubes eran la plastilina que acariciaban mis ojos
Mis ojos de niño tímido,
Perdóname,
Por no saber cuando crecí,
Por creer tontamente en la luna,
Por creer que las mujeres mas hermosas todavía habitan debajo de las aguas,
Por no saber amar solo una noche
Y por jamás aprender bien a ponerme una máscara.

Perdóname corazón,
Porque voy a morirme mañana
Extinguirme en una noche donde ya no hagan el amor los duendes y las hadas,
Por tontamente plantar rosas azules en el jardín de la desesperanza,
Por no darte mucho más
Que estas manos enlagrimadas y marchitas,
Por condenarte a vivir contándole cuentos de amor a media cama vacía,
Por vivir acariciando todos esos niños
Esos que jamás te dirán:
“Papá, el mundo a veces es como una naranja”
Perdóname corazón, Perdóname bien,
Por amistarte casi siempre con la soledad,
Por enseñarte a ver el mundo con otros ojos,
Por no saber vivir como dice mi padre: “normalmente”,
Por no tener piel,
Por escribir y escribir en el pizarrón de la desgana
Y por esperar a ver si alguien,
Alguien te enseña a secar bien las lágrimas que se petrificaron en tantas hojas,
Y en esta abandonada y tan arañada garganta…